Un abrazo eterno

Ahora ese sublime momento, vuelto un dulce recuerdo, se eleva en un suspiro 

se desliza entre las arenas del tiempo,   vuela como una hoja entre los vientos del destino.


Sentado contemplo el tenue atardecer 

el horizonte se tiñe de esos bellos y calidos colores

tan embriagantes como aquel distante instante, que ahora habita en mi mente.


Cierro mis ojos y como la oscuridad se marcha cuando aparece el alba

surge el destello más bello, al recordar ese momento

tan hermoso que se me antoja eterno, más somos cautivos del tiempo

tirano implacable de marcha incesante, que consume todo a su paso, cual tormenta avasallante.


Más ¿Qué tormenta, que sombra es eterna?

Sin embargo la paz y el jubilo de aquel calido abrazo, se ha quedado impreso en mi alma.

En mi corazón, en lo más sublime y sacro de mis recuerdos, un momento que fluye vivo

que fluye sincero, eterno. 

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