Plegaria en penumbras
Debo dejar mi ofrenda de
inefables sentimientos, en silencio, en el altar de esta nívea diosa, tan
sublime como hermosa, mis plegarias deben elevarse solemnes cual incienso hasta
la gloria de tú cielo, mis ojos fijos en el ocaso, anhelando aquel cálido
abraso. Cerrados mis labios permanecer deben,
aunque anhelen expresar tan elocuentes y piadosas oraciones en este templo
rebosante de adoración a tú melancólico corazón.
Estas sensaciones que erizan mi
piel y mantienen convulso este corazón, latiendo tan fuerte al verte deben
silenciarse en los rincones de esta solitaria noche, entre los silencios de las
penumbras desvaneciéndose como arena entre los dedos, así de efímeros como el
paso del tiempo ante la inconmensurable vastedad del universo.
No es el tiempo ni el lugar para
poder volar en libertad, no hay paraíso, no hay jardín donde merodear entre
aromas fragantes de místicas y delicadas flores, debo dejar aquí colgado estos
sentimientos en sus albores, debo
crucificar este amor, dejarlo en silencio, pues no es el momento apropiado, ahora debo dejarlo aquí en fúnebre
silencio, apacible entre las penumbras de estas frías tumbas, cubriéndose entre
las tenues sombras de este gélido campo santo, debe quedarse aquí crucificado
este amor condenado, ante el regazo de este altar adornado con los pétalos de
estas negras flores como la noche y debo retirarme abrazando las marcas que han
dejado estas punzantes espinas, que han trazado líneas rojas en mis oscuras ropas.
Con la mirada perdida entre estos
funestos monolitos con cruces de piedra y flores marchitas, acompañado de los
susurros de estos antiguos árboles de ramas crujientes donde los vientos del
tiempo se rompen y dejan escapar los ahogados gritos de poetas muertos y sus
letras eternas, camino bajo el tenue brillo de esas lejanas estrellas, solo me
acompaña esta amarga melancolía, esta tristeza sombría, esta noche la luna no
brilla, aquellas estrellas muy apenas iluminan ese negro cielo, en el que se
ciernen nubes grises, ligeramente iluminadas por relámpagos de una distante
tormenta.
Entre estos oscuros senderos de
hojas secas y flores fúnebres, quedan las huellas de mis lúgubres versos agonizantes
en sollozos que se desvanecen entre esta vorágine de suntuosos poemas, en la
niebla vagan las fluctuantes plegarias taciturnas, deambulando en esta fría
noche invernal, soy ese devoto peregrino que en suplicante plegaria marcha de
ida y vuelta, entre estas profundas sombras con la casi agónica esperanza de
encontrase con tu mirada contemplándome.
Tanto anhelo ese sublime encuentro entre nuestros universos, como ahora mis pasos suplican la plateada luz, de esta ausente luna. Más para mi hoy no sonríe la fortuna, solo queda esta solitaria penumbra, estas solemnes oraciones, ante este altar donde quedan colgadas y congeladas, estas pasiones desoladoras, estos sentimientos acallados bajo este vasto océano de silenciosos vientos, donde solo quedan los ecos, de los susurros de estos sentimientos.
Melancólico poema lleno de sentimientos desoladores y hermoso pero triste mensaje sobre esos sentimientos que tú corazón debe callar, te deseo buen viaje en este momento, suerte si así lo quieres, porque se escucha como retumba la verdad en tu cabeza pero que no puede ser por ahora o nunca.... Mientras nos deleitaremos con tu hermosa poesía
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